Ahora, eso si, vienen los llantos por las consecuencias: la sequedad de la piel, las arrugas incipientes, las temidas y odiadas “manchas”, la poca uniformidad en el color, las pieles apagadas y opacas, la suciedad generada por las cremas solares, los brotes acneicos, en resumen, con el otoño, llegan las pieles cetrinas, que sufren las consecuencias de los excesos veraniegos y debemos poner remedio. Llega el momento del mimo, de conseguir hidratación y luminosidad durante el invierno. Llega el momento de cuidarnos!!
Para ello, lo primero que debemos hacer es ponernos en MANOS EXPERTAS, en las que confiemos. Ellos deberán valorar en que grado ha afectado el verano a nuestra piel y como debemos ponerle remedio, de una manera eficaz y realista.